La Cooperativa Campesina Punta Chilen, constituida por 18 campesinos de la zona dedicada a la producción de pasta de ajo chilote, le ha sacado provecho a este alimento con una destacada participación en la Expo Milán.
La isla de Chiloé tiene muchas cualidades que lo hacen un destino único dentro del territorio de Chile. Pero este lugar también tiene un elemento característico que quizás muchos desconocían y que es muy relevante para sus habitantes.
Se trata del ajo chilote, alimento cuya mayor producción nacional se concentra en la isla y que es el segundo cultivo en tradición después de la papa. Es el más grande de su tipo y en otros países se conoce como “ajo elefante”, cuyo sabor es mucho más suave y que uno de sus beneficios es ser un poderoso antioxidante, que incluso los chilotes usan para prevenir el resfrío.
En la comuna de Ancud, hay una cooperativa que le ha sacado provecho a este alimento y logrando que se destaque a nivel internacional. Es la Cooperativa Campesina Punta Chilen, agrupación constituida por 18 campesinos de la zona dedicada principalmente a la producción de pasta de ajo chilote.
Andrea Curumilla, su presidenta, señala que la cooperativa se creó hace 22 años y que en un comienzo su objetivo era mejorar los ingresos familiares de cada miembro. “Al principio la idea era solo vender ajo con el valor agregado de que incluye ser entregado con unas mallas con una etiqueta que dijera que era producido en Chiloé”, dice.
Sin embargo, el crecimiento fue tal que ahora lograron posicionarse en mercados más grandes. “Algo que en su tiempo era impensable, porque nosotros como campesinos no teníamos conocimiento de mercado”, añade.
El hito que catapultó a la cooperativa fue cuando a fines de los noventa participaron en la exposición Mundo Rural que organizó el Indap en Santiago. En esa oportunidad, la pasta de ajo se agotó al segundo día. Con esa confianza ganada, recibieron ayuda de distintos profesionales y desde el 2001 al 2010 estuvieron en una etapa de mejoramiento para entregar un producto de alta calidad.
Durante este tiempo recibieron el apoyo de Pro Chile, que les financió varias misiones de comercialización en el extranjero, donde estuvieron en Nueva York visitando distintas ferias. “Volvimos con una maleta llena de productos para copiar y ver los diseños y formatos para crear en base a eso”, indica Curumilla. También fueron asesorados por el Fondo de Innovación Agraria. 
Después, el punto más alto en la trayectoria de esta cooperativa ocurrió en 2015 cuando participaron, mediante una invitación del Ministerio de Agricultura, en la Expo Milán. “Estuvimos presente durante los seis meses que duró la exposición y nuestro producto fue uno de los más vendidos dentro del pabellón de Chile. Es un premio al trabajo que hemos hecho porque no ha sido fácil”, destaca la representante de Punta Chilen.
“Hoy, vendemos en el mercado europeo, con exportaciones que hacemos anualmente a Bélgica y tenemos una familia de productos. Antes teníamos solo pasta de ajo, ahora tenemos siete variedades de esta y snacks saludables”, agrega.
Con impacto positivo
Andrea Curumilla cuenta que todos los socios viven en un radio de cuatro kilómetros. Las ganancias se reparten entre cada uno ellos. “Tenemos un sistema solidario y todos se ven beneficiados. Aquí se generan otro tipo de relaciones y esa es una de las ventajas de las cooperativas: tú te puedes educar y adquirir otro tipo de conocimientos y poder compartir con tus vecinos”.
La presidenta de Cooperativa Punta Chilen dice que un valor agregado de esta organización y es que tienen “un impacto positivo en comparación a otra industrias instaladas en la isla. Además, producimos productos agro-ecológicos, es decir, en armonía con el medio ambiente donde no utilizamos herbicidas, pesticidas, ni fertilizantes sintéticos”.
Quizás por eso cada logro de este grupo de agricultores se vive de manera especial. “Imagínate, somos una cooperativa emplazada en una isla al sur de Chile, de difícil acceso, donde ni siquiera estamos en una ciudad. No tenemos todas las condiciones con respecto a otros emprendimientos y tampoco nos podemos comparar con empresas grandes. Pero sí hemos logrado cosas importantes”, finaliza Curumilla.
Autor: Diego Almazabar, https://cooperativas.emol.com/






“Faltaban lugares donde hacer actividad física y la mayoría de los gimnasios estaban en el centro de la ciudad”, dice Marjorie. Así fue como se atrevió y con unos ahorros arrendó un espacio para crear el Sport Gym Santa Julia, un pequeño gimnasio con seis máquinas de ejercicio.
“Nuestra cartera está dirigida principalmente a micro empresarios y a personas que tienen alguna actividad independiente que algunas instituciones financieras no atienden porque no tienen cómo demostrar una renta formal“, dice.
Ahora la joven cursa cuarto medio. Gracias a su esfuerzo y sacrificio, está cada vez más cerca de cumplir su sueño de estudiar Psicología. Y lo ha hecho superando carencias económicas, teniendo que trabajar los fines de semana como empaquetadora de un supermercado para mantener el hogar junto a Luciernes, quien por su parte trabaja como temporera agrícola.
Angélica Moreno, gerente general de Cooplacia, señala que el desafío de la cooperativa es terminar con la idea de que estas organizaciones solo se dedican a entregar agua potable. “Nosotros nos hemos enfocado en la ayuda social y en mejorar la calidad de vida. La idea es acercarnos a la próximas generaciones para que puedan seguir con la gestión y que vayan apreciando lo positivo que es tener una cooperativa dentro del sector”, dice.

Nelly Pavez, su gerente general, dice que “el plus que tiene esta cooperativa es que estamos radicados en una comuna donde confiamos mucho en la gente. Siempre hemos tratado de destacarnos un poco por la atención más personalizada y que los ejecutivos conozcan al socio y lo saluden por su nombre”.
“El tema del gimnasio fue nuestro gancho y nos ayudó a que el promedio de edad bajara. Ingresan muchos jóvenes y el desafío es que ellos sean los futuros solicitantes de nuestros servicios financieros. Nuestra política interna es que el gimnasio no genere renta. No nos interesa ganar plata con el gimnasio, es un beneficio para ellos”, dice.
Flores era precisamente el tipo de socio que buscaba atraer Islacoop. Sobre todo porque llegó con una propuesta clave para modernizar a la cooperativa: medir sus huellas de carbono y de agua.
También se puede decir que, c
Él también ha visto








Y del día que le entregaron la vivienda, detalla que sus hijos entraron corriendo preguntando cuál sería su dormitorio, y que se sintió muy especial por volver a tener una pieza con su pareja, “algo que hace mucho tiempo habíamos perdido”.