Valdivia fue elegida como una de las mejores ciudades para vivir en Chile. Buscando que la capital de la Región de Los Ríos sea sustentable, una cooperativa realiza distintas iniciativas y prácticas para mejorar el entorno y generar un impacto positivo en la comunidad.
Y es que la capital de la Región de Los Ríos tiene entre sus atributos ser una apacible ciudad en contacto con la naturaleza, con una activa vida cultural y por ser uno de los destinos turísticos más atractivos del país.
Sin embargo, para mantener su calidad, los habitantes de Valdivia tienen un importante desafío por delante del que no se pueden restar: el cuidado del medio ambiente y la sustentabilidad.
Precisamente, eso es justamente lo que promueve Valdivia Sin Basura (VSB), una cooperativa de reciclaje compuesta por valdivianos que busca mejorar el entorno y calidad de vida de la ciudad mediante distintas iniciativas y prácticas para generar un impacto positivo en la comunidad
Valdivia sin basura

Esta cooperativa se constituyó en 2014 tras adjudicarse un fondo del Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec). Benjamín Díaz, su gerente general, señala que nace para buscar una solución a los residuos que generan distintos sectores productivos y por la falta del incentivo al reciclaje.“La cooperativa se crea ante la falta del algún servicio que ofreciera esa posibilidad. Nuestro trabajo busca generar un beneficio a partir de este problema “, dice.
Y el problema radica, según Díaz, es que la comuna genera más de 90 mil toneladas de basura al año, de las cuales menos del 1% es valorizado.Además, el representante de la organización dice que en Valdivia actualmente hay solo algunos Puntos Limpios de reciclaje para botellas de vidrio y plásticas, pero no para otros residuos.

Con ese contexto, la cooperativa tiene distintas líneas de acción y uno de sus principales trabajos tiene que ver con la gestión de aceite usado de cocina para generar biodiésel, que es un combustible renovable que contamina mucho menos que el petróleo diésel.
Para eso, desde 2016 han realizado la recolección en distintos locales -principalmente de comida rápida- y también a partir de algunos puntos en la ciudad para que la comunidad vaya a dejar el material.En 2018 recolectaron cerca de 24 mil litros de aceite.
Asimismo, este año, tras la obtención del Fondo de Fortalecimiento Gremial y Cooperativo de Sercotec, habilitaron un Punto Limpio móvil, donde realizarán gestión de residuos y promoverán la educación ambiental entre los habitantes.
Impactar en la comunidad
Valdivia sin Basura realiza un fuerte trabajo en promover la educación ambiental en establecimientos educacionales, organizaciones sociales y en diferentes instancias dirigidas a la comunidad
“Todas estas capacitaciones giran en torno a cómo poder llevar un estilo de vida de “basura cero”, y para eso hay que ser conscientes de que todos generamos basura y ver de qué manera podemos valorizar aquellos residuos que generamos”, indica.
En el caso de los trabajos con los colegios, Díaz explica que consisten en realizar talleres enfocados principalmente en prevenir la generación de basura, enseñar técnicas de valorización e implementar equipamiento para la gestión de los residuos dentro del establecimiento, entre otras actividades.
Poder llegar a las nuevas generaciones es uno de los propósitos más importantes de la Cooperativa Valdivia Sin Basura, ya que son ellos los que pueden generar un cambio en el futuro.
“Los jóvenes son más conscientes de que hay que cuidar el planeta ya que el tema se habla mucho más y creo que van a ser más responsables. Estoy seguro que en el futuro la basura se va a gestionar de manera muy distinta“, dice Benjamín Díaz.





“Tenemos una atención personalizada con el socio y tenemos inclusión financiera en el sentido que atendemos a todos los segmentos”, señala Pedro Bombal, gerente general de Lautaro Rosas. Y agrega que la cooperativa cumple fielmente con el modelo cooperativo en el sentido de que “hay un remanente que se distribuye entre los socios, ya que esta organización es de todos”.


Asimismo, dentro de los recorridos se visita al Parque Nacional Volcán Isluga (Comuna de Colchane), que se encuentra a tres horas de Iquique.
“Las escuelas públicas tienen la oportunidad de canalizar estos fondos que les entrega el Mineduc que buscan mejorar la convivencia estudiantil y la metodología del aprendizaje y donde proponemos que se puede realizar una buena pedagogía en base a nuestros circuitos, que son acordes a la malla curricular del Mineduc”, indica



En ese sentido, desde Cooprel señalan que para las zonas rurales “no contar con el suministro eléctrico que históricamente les han brindado las cooperativas eléctricas, les hubiera significado un impacto social y económico catastrófico, ya que sólo se habrían podido desarrollar actividades de subsistencia”.
Esto consiste en una inmersión en territorio mapuche donde los visitantes participan en las actividades diarias de las comunidades incluyendo visitar a la Machi de la zona. Asimismo, otras alternativas son la navegación en bote o kayak por el lago, cabalgata, artesanía en cestería y un baño en tinajas con yerbas medicinales, donde un guía relata la cosmovisión mapuche.
En el caso de Luis Quintana, que ofrece estadía en su cabaña a la orilla del lago, la cooperativa permitió que aumentara la difusión de este destino turístico a través de redes sociales y aplicaciones como Booking y Airbnb.
Con todas estas complejidades, ¿por qué se sigue produciendo en la zona más austral del mundo? Antecao dice que el clima también trae una recompensa: Las condiciones adversas permiten que se desarrolle una fruta y verdura mucho más aromática y sabrosa.“Por ejemplo, la frutilla en el norte no es muy buena, pero aquí es sabrosa y dulce”, añade.
“Habíamos estado pegados en los 35 mil kilos, pero logramos superarnos con una mayor planificación y porque mejoraron los compromisos de los socios. Tratamos de motivarlos y hacerlos entender que la cooperativa es una empresa de ellos y que pueden conseguir semillas de buena calidad, insumos que si no fueran socios no tendrían”, indica.
Y es que si bien antiguamente esta fruta se usaba para el lavado de pelo o para el consumo de animales de secano, un grupo de agricultores de la Provincia de Limarí utilizan la rumpa para hacer pulpas, mermeladas y jugos que se ofrecen a distintos mercados, donde también se sirve como cóctel en bares y restaurantes, incluso como productos de repostería.
Este grupo de personas trabaja en la elaboración de alimentos en base a este fruto del copao, donde fueron capacitados por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), la principal institución de investigación agropecuaria de Chile que busca contribuir al desarrollo de pequeños productores.
Luis Gallardo, gerente general de Rumpacoop, señala que uno de sus principales objetivos es “poder incrementar nuestros ingresos. La mayoría de los socios son pequeños agricultores que con la sequía nos vemos totalmente afectados, por lo que esto nos permite trabajar con la fruta y darle un valor agregado”.