El primer sábado de julio de cada año se celebra en día internacional del cooperativismo, el modelo basado en la economía social. En Chile, hay más de un millón 800 mil que son socios de cooperativas.
El primer sábado de julio de cada año se celebra en día internacional del cooperativismo, el modelo basado en la economía social donde personas se organizan como cooperativas para resolver necesidades que le son comunes a través de la ayuda mutua.
Se trata de un tipo de organización histórica y relevante hasta la actualidad. Y es que en distintas partes del mundo, el cooperativismo tiene un rol de relevancia como impulsores del desarrollo y del crecimiento sostenible e inclusivo.
Y sus cifras así lo avalan: en el mundo hay más de 1.200 millones de socios de alguna cooperativa. Es decir, si cada socio tiene una familia, significa que la mitad de la población de nuestro mundo obtiene algún beneficio del sistema cooperativo. Asimismo, generan más de 250 millones de empleos a nivel mundial.
De hecho, hasta 2014 se registraban 2,5 millones de cooperativas a nivel mundial y, al considerar a todas las cooperativas del mundo, estas generaron US$2.98 trillones en ganancias anuales.
Incluso, hay países donde el modelo juega un papel primordial en el crecimiento económico. Por ejemplo, hay lugares donde la incidencia del cooperativismo en el PIB supera el 15%, como en el caso de Nueva Zelandia (20%), Holanda (18%) y Francia (18%).
Celebración en Chile

En la celebración del día internacional de las cooperativas, organizado por la División de Asociatividad del Ministerio de Economía el pasado viernes 5 de julio en Temuco, Siria Jeldes, presidenta de Cooperativas de Chile, destacó la presencia del cooperativismo a nivel nacional como también sus beneficios para las personas.
En primer lugar, Jeldes señaló que las organizaciones socias de Cooperativas de Chile están presente en las 16 regiones del país y en las 348 comunas. “Somos importantes, estamos haciendo un aporte a Chile y nos sentimos muy orgullosos de eso. Sabemos también que tenemos muchas oportunidades que desarrollar”, dijo.
En ese sentido, destacó que en este modelo “las cooperativas crean y crecen con otros. Los socios son las figuras centrales de todo el actuar de la entidad. Y nos ayudamos entre nosotros mismos, como mandan los principios cooperativos centrales”.
Para finalizar, habló de que el cooperativismo trabaja para el desarrollo sostenible de su comunidad por medio de políticas aceptadas por sus miembros. “Hay muchísimo más que la rentabilidad o el crecimiento como propósito en este lado”.
El cooperativismo a lo largo del país
Según estadísticas del Ministerio de Economía, a diciembre del 2017 había 3.302 cooperativas vigentes en las 16 regiones del país con más de un millón 800 mil socios. Asimismo, solo en el 2018 se crearon un total 306 cooperativas en todo Chile, la tasa más alta de los últimos 15 años.
De esta manera, en Chile este modelo juega un papel fundamental y abarca distintos sectores, incluyendo el agrícola, campesino, agua potable, ahorro y crédito, consumo, electrificación, pesqueras/mineras, trabajo/producción, servicios, vivienda cerrada y vivienda abierta.
Dentro de este grupo, las cooperativas de ahorro y crédito han mostrado un sustancial crecimiento: de tener poco menos de 300 mil socios en 1990, en la actualidad superan el 1,4 millones de socios.
Una de las características en el país es que el 75% del modelo cooperativo se desarrolla en regiones. Y en ese desglose, el 12,3% se concentra en la Región de Valparaíso, mientras que las regiones del Biobío y La Araucanía representan, cada una, el 9,8% de las cooperativas de Chile.
Descubre la historia de destacadas cooperativas que juegan un rol esencial en distintas comunidades a lo largo del territorio en este especial de Economía Asociativa.



En ese sentido, desde Cooprel señalan que para las zonas rurales “no contar con el suministro eléctrico que históricamente les han brindado las cooperativas eléctricas, les hubiera significado un impacto social y económico catastrófico, ya que sólo se habrían podido desarrollar actividades de subsistencia”.
Esto consiste en una inmersión en territorio mapuche donde los visitantes participan en las actividades diarias de las comunidades incluyendo visitar a la Machi de la zona. Asimismo, otras alternativas son la navegación en bote o kayak por el lago, cabalgata, artesanía en cestería y un baño en tinajas con yerbas medicinales, donde un guía relata la cosmovisión mapuche.
En el caso de Luis Quintana, que ofrece estadía en su cabaña a la orilla del lago, la cooperativa permitió que aumentara la difusión de este destino turístico a través de redes sociales y aplicaciones como Booking y Airbnb.
Con todas estas complejidades, ¿por qué se sigue produciendo en la zona más austral del mundo? Antecao dice que el clima también trae una recompensa: Las condiciones adversas permiten que se desarrolle una fruta y verdura mucho más aromática y sabrosa.“Por ejemplo, la frutilla en el norte no es muy buena, pero aquí es sabrosa y dulce”, añade.
“Habíamos estado pegados en los 35 mil kilos, pero logramos superarnos con una mayor planificación y porque mejoraron los compromisos de los socios. Tratamos de motivarlos y hacerlos entender que la cooperativa es una empresa de ellos y que pueden conseguir semillas de buena calidad, insumos que si no fueran socios no tendrían”, indica.
Y es que si bien antiguamente esta fruta se usaba para el lavado de pelo o para el consumo de animales de secano, un grupo de agricultores de la Provincia de Limarí utilizan la rumpa para hacer pulpas, mermeladas y jugos que se ofrecen a distintos mercados, donde también se sirve como cóctel en bares y restaurantes, incluso como productos de repostería.
Este grupo de personas trabaja en la elaboración de alimentos en base a este fruto del copao, donde fueron capacitados por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), la principal institución de investigación agropecuaria de Chile que busca contribuir al desarrollo de pequeños productores.
Luis Gallardo, gerente general de Rumpacoop, señala que uno de sus principales objetivos es “poder incrementar nuestros ingresos. La mayoría de los socios son pequeños agricultores que con la sequía nos vemos totalmente afectados, por lo que esto nos permite trabajar con la fruta y darle un valor agregado”.




Además, destacaron que era la única que presentaba un modelo más justo, ya que al agruparse como cooperativa, donde cada socio también es el dueño, pudieron cambiar sus condiciones laborales e incrementar los salarios, considerando que antes ganaban menos del sueldo mínimo.