Andrea Campillay, Diario Financiero
Son los actores menos conocidos de la industria eléctrica nacional, pero cumplen un rol clave en la entrega de energía en zonas rurales donde es más costoso brindar un suministro de calidad. Se trata de las cooperativas eléctricas, entidades sin fines de lucro que cumplen un importante rol social contribuyendo al desarrollo económico de las personas, mejorando su calidad de vida.
El último Ranking Nacional de Calidad de Servicio Eléctrico 2022, elaborado por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC), que busca ordenar a las empresas distribuidoras de electricidad de acuerdo a la calidad del servicio entregado, fue encabezado por la Cooperativa Eléctrica Los Ángeles Ltda. (Coopelan), seguida de la Cooperativa de Abastecimiento de energía eléctrica Curicó (CEC) en el tercer lugar. En tanto, la Cooperativa de Consumo de energía eléctrica Chillán (Copelec) se ubicó en el séptimo puesto y la Cooperativa Rural Eléctrica Río
Bueno (Cooprel) apareció en octavo lugar. Un reconomiento que da énfasis a uno de los lineamientos fundamentales de su operación, dice Patricio Molina, gerente de la Federación Nacional de Cooperativas Eléctricas (Fenacopel), quien señala que ‘hay que destacar el real compromiso de las cooperativas hacia sus clientes en el servicio eléctrico que les prestan, realizando de manera constante y por varios años las inversiones y gastos que se requieren para prestar un servicio de calidad’.
Estas entidades nacen con un objetivo social que busca sumar esfuerzos entre quienes requieren electrificar zonas que no tienen un atractivo comercial, por lo que el vínculo con los ciudadanos es otro de sus pilares de funcionamiento.
‘La calidad del servicio prestado es sin duda una de sus fortalezas, entendiendo la calidad de servicio en sus tres dimensiones (la calidad de producto, la calidad de suministro y la calidad comercial)’, explica Rodrigo Cabrera, gerente senior de Servicios de Sostenibilidad de EY Chile.
Un estándar de trabajo que ha logrado mantenerse, a pesar de que los últimos años han sido complejos para el rubro, advierte Molina, debido a que diversas normativas implementadas a partir de 2019 afectaron de manera importante sus ingresos, ya sea por el congelamiento de las tarifas, por el cese de los cortes por mora en el pago del servicio, o por tener que recibir en cuotas por varios años lo adeudado.
Gestión e innovación
Para Alejandro Toledo, gerente general de la CEC, mantener la calidad del servicio responde a que consideran al cliente en el centro de su gestión, ‘logrando a través de una correcta planificación de las inversiones y un adecuado mantenimiento a nuestras redes, controlar los indicadores de calidad de servicio para estar entre los mejores de la industria’.
Frente a ello, entre las prácticas implementadas por las cooperativas que podrían replicarse para avanzar en la calidad de servicio del sistema de distribución eléctrica central está la búsqueda constante de la innovación en el sector. Toledo cree que es relevante, por ejemplo, investigar qué prácticas ofrece el mercado mundial en cuanto a equipamiento, además de generar alianzas con la academia e industria local, un proceso que llevó a la CEC a importar e implementar equipamiento para mitigar y acortar los cortes de suministro por fallas en la red.
El cumplimiento de la normativa y sus estándares técnicos y comerciales también es clave, explica Patricio Lagos, gerente general de Copelec, quien detalla que el desarrollo de planes de acción exigidos por las entidades fiscalizadoras, la implementación de normas ISO y las fuertes inversiones del sector son un reflejo de los resultados del ranking.
‘La incorporación de tecnología e innovación en nuestras redes, como el monitoreo remoto de nuestros trasformadores y equipos de distribución, y la inversión en energías renovables, son aportes directos tanto para nuestros socios y clientes, como para toda la Región de Ñuble’, aclara.
Una labor que, para Iván Fuentealba, gerente de Regulación y Mercado de Copelec, se basa en que las cooperativas representan un modelo distinto al mercado eléctrico nacional, basado en la cooperación, la participación democrática y capital 100% nacional. ‘Ese sello nos lleva a diversificar los servicios para ir en beneficio de nuestros socios y comunidades, aportando para un mayor desarrollo social, económico y mejor calidad de vida’, dice.
Por eso, los desafíos están en la correcta asignación de recursos, asegurar la continuidad operacional y la penetración de una medición inteligente que permita educar a los usuarios respecto de sus comportamientos de consumo.