La innovación y su relación con las cooperativas

Por Mauricio Rojas, vicepresidente de Libercoop y director de Cooperativas del Sur

La evolución en nuestro planeta ha sido desarrollada en forma conjunta por los seres vivos que lo habitamos, aunque hubo algunos puntos de inflexión para los seres humanos que marcaron hitos importantes en nuestra historia y que nos llevaron a estar en la cima de la pirámide del reino animal, o al menos, es donde ostentamos estar.

Gracias al proceso evolutivo de nuestro cerebro a lo largo de los siglos, hemos logrado organizarnos en variadas estructuras sociales, políticas y económicas, lo que nos ha llevado a construir grandes civilizaciones con cada vez más necesidades. Estas necesidades, propias de la evolución de nuestras sociedades, nos han obligado a ir cambiando e innovando procesos para hacerlos más simples y expeditos.

Si miramos los cambios y problemáticas actuales desde una perspectiva social, podemos observar que cuando el mercado no entrega oportunidades labores o facilidades para el emprendimiento y tampoco las políticas públicas de un Estado aportan en ello, las personas tienden a agruparse para satisfacer dichas necesidades. La asociatividad que se produce en aquellos que quieren formar una cooperativa, la mayoría de las veces, surge de un problema que necesita ser resuelto o bien por el propósito de buscar mediante la ayuda mutua, una mejora o un bienestar para sí mismos o para una determinada comunidad local. Diversos estudios ya han citado al cooperativismo como uno de los aportes relevantes, cuando hablamos de innovación social.

Si revisamos nuestra historia, nuestras sociedades y economías mantienen el mismo funcionamiento logístico desde hace 10.000 años. Consecuencia de eso es que estamos viviendo un sostenido crecimiento e hiperabundancia en la producción de cosas materiales, lo que ha causado un tremendo y negativo impacto en nuestro planeta.

Tomando en cuenta lo anterior, vemos a las cooperativas como una alternativa viable y complementaria que debe estar presente en el desarrollo económico y social de un país. Aunar fuerzas de producción para la comercialización de productos, reduce y optimiza considerablemente el gasto de energía y de recursos. También debemos considerar que las cooperativas adhieren a los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la agenda para el 2030 de las Naciones Unidas, que tienen como objetivo mejorar las condiciones de vida para los habitantes de nuestro planeta.

A la innovación social que intrínsicamente tiene el modelo cooperativo, debemos sumar el que nuestras cooperativas están llamadas a incorporar la innovación tecnológica, tanto al negocio en sí, como a sus procesos productivos. Para lograr este objetivo, se debe incentivar la participación de los miembros de estas organizaciones para que aporten desde su experiencia, las ideas que se necesiten para cada una de las áreas que deben evolucionar adaptándose así, a los mercados y los cambios en las necesidades de los usuarios.

Siguiendo esta línea, tanto los cambios como la evolución, no deben ser vistos como un problema o una carga, sino más bien como una oportunidad para incentivar, implementar y desarrollar dentro de cada una, la cultura de la innovación. Mientras más rápido las cooperativas se adapten a las nuevas necesidades de sus socios, más ventajas tendrán frente a su competencia.

Otro punto importante para el buen desarrollo de una cooperativa, es el conocer e interactuar con el ecosistema de negocios donde se desenvuelve. Aquí juegan un rol protagónico nuestras federaciones y asociaciones, ya que son un excelente apoyo con sus alianzas estratégicas, nacionales e internacionales, en pro del fortalecimiento de nuestro movimiento.