Con más de 20 años de relación con el cooperativismo, tanto en Chile como en Argentina, Cristóbal Navarro Marshall, 44 años, economista de la Universidad de Chile, con una maestría en Economía Social en la Universidad Nacional de General Sarmiento en Argentina, asumió el 11 de marzo como jefe de la División de Asociatividad y Cooperativas (DAES).
Tiene a su cargo la fiscalización y fomento de casi 5 mil organizaciones -activas y vigentes- entre cooperativas, asociaciones gremiales y de consumidores, las que suman 2 millones 700 mil personas en el país.
¿Cómo nace su relación con la Asociatividad?
Mi experiencia con la Asociatividad viene desde mi último año de estudios en la facultad, en lo referente a apoyo a esquemas asociativos de producciones en sectores populares. Empecé con microcréditos, microcréditos asociativos, luego con meso créditos, es decir, financiamientos más grandes. Fui consultor de proyectos de cooperación internacional, en el PNUD, cooperación alemana e italiana, apoyando y asesorando distintos emprendimientos y ONG que requerían el apoyo para ayudar a desarrollar capacidades productivas en sectores populares.
Además, fui cooperativista en una cooperativa de trabajo que prestaba asesoría técnica para armar radios comunitarias en un comienzo, para luego derivar al mantenimiento de plantas de telefonía celular, servicio de implementación de energías renovables y en telecomunicaciones. También lideré una federación de cooperativas.
¿Cómo fue su llegada a la DAES, luego de su experiencia laboral y de vida en el vecino país?
Siempre mantuve el contacto con Chile y muy expectante del momento en que en nuestro país emergieran los sectores populares como actores sociales, con poder de la vida cotidiana. Hace un par de años, esto surgió de manera clave y notable, a partir del estallido social, lo que hace que el país esté en una transformación muy radical, con esa sensación de cambio paradigmático, que es algo que se percibe y siente. Vengo hablando estos temas desde hace por lo menos 20 años y, por primera vez, estos últimos dos, veo una receptividad que antes no había. Antes me miraban como diciendo “esas cosas no pasan en Chile”. Además, hay un tema generacional de entender la potencia de la asociatividad, de juntarse con otros para satisfacer necesidades económicas concretas, cada vez más vigente. Siento que las personas están muy expectantes de ver como el Estado organiza todo esto.
¿Cuáles son los ejes de gestión como jefe de la DAES?
Nos interesa promover activamente las cooperativas. Para ello, abordaremos el desafío desde cuatro ejes. En primer lugar, eficiencia en los procesos internos. Estábamos haciendo un correcto proceso de fiscalización con capacidades profesionales adecuadas, pero sobre plataformas artesanales. Por ejemplo, como jefe DAES, debería firmar unos 30 mil oficios al año, lo que debemos reducir a 5 o 7 mil máximos. Así, mejoraremos los tiempos de respuesta, que en el pasado se han mejorado, pero estamos lejos de otros organismos públicos.
Estamos trabajando con el Registro de Empresas y Sociedades (RES) de nuestro Ministerio. La ley RES excluyó a las cooperativas y eso hace que, por ley, crear una, sea mucho más engorrosa que crear una S.A.P. E.I.R.L. Yo creo que es una tarea pendiente de la DAES, insertarse dentro de nuestro propio Ministerio, para ser reconocida y avanzar para llegar, por ejemplo, a la creación de cooperativas en un día.
Por otra parte, la idea es seguir avanzando en la autorización de procesos. De manera que todos los certificados e información que requieran nuestros usuarios se estandaricen, de forma que puedan solicitarlos directamente en la página web de DAES (asociatividad.economia.cl) sin necesidad de oficios y espera innecesaria. Esto debería tener un impacto directo en los servicios que recibe la ciudadanía, como socios de cooperativas, asociaciones gremiales y de consumidores.
El segundo eje tiene que ver con la referencialidad de la DAES, como actor indispensable de la política pública del sector. La DAES ha estado relegada -sobre todo en el último tiempo- a un rol demasiado fiscalizador, de papeleos. Mi misión es posicionar a la DAES, primero dentro del Ministerio, luego con el Estado completo, para que entendamos que el sector necesita la mirada pública integral, con todas las herramientas que tiene el Ministerio y los demás organismos del Estado.
Un buen ejemplo es lo que ocurre con el plan de recuperación inclusiva “Chile Apoya” al incluir a las cooperativas en toda la batería de apoyo. Lo que antes no pasaba, pese a que tienen los mismos problemas que las pymes: necesitan financiamiento, inversiones, asistencia técnica, capital semilla, canales de comercialización, aporte tecnológico.
Se requiere un marco normativo más moderno y adecuado a las necesidades actuales del sector, lo que es el tercer eje: proponer nuevas líneas que permitan crecer al sector con un Estado que los apoye y fomente. Estamos revisando toda la normativa de otros organismos públicos y que también generan barreras. Es una oportunidad de crear la institucionalidad que las cooperativas requieren para su crecimiento y desarrollo. Este es el desafío y el llamado para el Estado de generar una política pública que en 20 o 30 años más, los chilenos reconocerán con orgullo, con una constitución que consagra la importancia social y económica del sector cooperativo.
El cuarto eje es que la DAES tiene que volver a tener un área de Promoción y Desarrollo, para liderar el proceso de fortalecimiento sectorial, gestionar herramientas específicas de apoyo para el sector, de manera de que le lleguen las ayudas que existen en el Estado.
Estos cuatro ejes nos arman el avance hacia la promesa programática del presidente Gabriel Boric, de contar con el Instituto Nacional de Asociatividad y Cooperativismo. Un organismo autárquico que se cofinancia con recursos públicos, dirigido por sus representantes, más el sector de la academia y que es el llamado a realizar todas las labores de fiscalización, promoción y registro que el sector requiere desarrollarse.
¿Cómo ve el proceso de la nueva Constitución?
Debemos prepararnos para lo que viene con una constitución que ojalá represente de mucho mejor manera a todos los sectores de la sociedad. Tengo la confianza que el resultado será muy positivo para el país.
El desarrollo para las cooperativas que estamos planteando se va a medir en décadas. Igual debemos nivelar las expectativas, pero lo que queremos lograr es que en nuestro país estemos orgullosos de que, por ejemplo, que el PIB, el empleo, las exportaciones sea generado por las cooperativas. La gracia de las cooperativas es que además de avanzar en los indicadores económicos, avanzan en generar una sociedad más humana, solidaria, basada más en la colaboración y menos en la competencia, con mayor conciencia de los impactos sociales y ambientales que genera el proceso productivo.
Tal como dice el ministro Grau, que es un avance fundamental para la democratización de la vida económica, vivimos en un país en el cual se ha avanzado bastante en la democratización política, siendo un hito el proceso constituyente. El pueblo eligió representantes fuera del ámbito político para elaborar la carta magna, lo que es un avance en la vida política y social. Pero la vía económica sigue estando muy monopolizada, los trabajadores y sectores populares siguen con escasa injerencia. Aquí, hay un lineamiento muy claro desde el Presidente, el Ministro y la Subsecretaria de nuestra cartera. El trabajo es dotar de mayores herramientas a los trabajadores y sectores populares, para que influyan en las decisiones más básicas: qué producir, cómo producir, para quién producir, con qué tecnologías, dónde se produce. Las cooperativas son una excelente herramienta para esto, ya que combina elementos de democracia interna, de participación, de soberanía del pueblo organizado para la producción, con generación de empleo y crecimiento económico, además de generar una sociedad con lazo social más potente, más humano, más solidario, que es llamado post estadillo. El pueblo salió a las calles a decir que no podíamos vivir en una sociedad tan desigual, con tanto abuso, donde impera la ley del más fuerte. Cambiar el paradigma que por décadas ha imperado.
¿Qué iniciativas tiene la DAES para fomentar el sector cooperativo y la formación de nuevas cooperativas?
Estamos seguros de que contar con procesos más rápidos y eficientes de conformación, otro con posicionar a la DAES por la automatización de procesos digitales. También generar y posicionar casos exitosos de cooperativas, que demuestren que son una alternativa concreta de emprendimiento, aquí y ahora. Nos dedicaremos a detectar iniciativas que, con el debido apoyo público, pueden crecer y desarrollar nuevos mercados, empleos, mayores ventas.
Desde la DAES seremos los voceros de que las cooperativas son una alternativa para que la sociedad sepa de sus ventajas y, por ejemplo, cuando un grupo de jóvenes de un liceo técnico y tienen una idea de emprendimiento, de servicio, piense en las cooperativas para llevarla a cabo. En los sectores de la cultura, tan vapuleados por la pandemia, las compañías de teatro, danza, entre otros, que sepan que la cooperativa también es una herramienta para ellos. Por la naturaleza de su trabajo, el asociarse les es muy natural. Asimismo, nos dedicaremos a hacer muy asequible a las cooperativas con el resto de los servicios público y del apoyo existente.
¿Qué mensaje le entrega al sector?
En Chile todavía es muy difícil agruparse, por esto, les daría un profundo agradecimiento por luchar desde la colaboración y no la competencia descarnada e infinita, con un Estado con vaivenes, que carece de una política pública para el sector. Este es el momento de retomar el rol de la DAES, iniciado en la segunda administración de la presidenta Michelle Bachelet, y que nos llevará a ser el gobierno de las MiPymes y cooperativas. Con esto, el sector se transformará en pujante.
Es importante que la gente sepa que, si deciden seguir este camino de la asociatividad, de potenciarse a través de asociarse con otros, de poner en valor la asociatividad, las capacidades de los sectores populares organizados van a tener el apoyo que necesitan.
El camino de la asociatividad es difícil, requiere de mucha convicción, pero también de apoyo especial, que este gobierno ha definido dentro de sus ejes estratégicos. Las cooperativas tienen que ser parte del nuevo modelo de desarrollo que nos propone el gobierno del presidente Gabriel Boric. Las cooperativas tienen un rol muy coherente con el tipo de sociedad y economía que nos propone.